Se me ocurrió la mala idea de que sí se podía
Con un aire de juegos y soledad decidí por ti
Sin aprender a decidir siquiera.
Fui aún más atento que mis atenciones
Y no bastaron 3 minutos para involucrarme más.
Demasiado, fue brutal, fue muy extraño
Bendito y fugaz
Enfermo de lágrimas
Tanto…
Quizás con mis aptitudes pude impresionarte un poco
Dos o tres palabras cerraron tu boca y abrieron tus ojos
Fueron tiempos detenidos en un eterno presente
Fueron besos tan intensos que nunca eran suficientes
Y lo siento, si no pude ser un tanto mejor… lo siento
Pero por ti aprendí a hacer silencio… y a ser silencio…
Vuelven a llorar de rabia mis recuerdos
Duele mucho ver que algo fue tuyo y hoy no está en tus manos
Pero la pérdida, la tristeza son males necesarios
Y pude huir, pude pecar, pero ya no puedo
Por quererte a ti he sido siempre un “veremos”
Estuve, estoy aquí… y no sé qué espero de ti.
La redención de los desgraciados, vol. II.
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