... De cómo tres virtudes financiaron las razones necesarias para no volver a contemplar la idea de prendarse y volar, de la mano que al final te soltaría...
Saludo entonces, que este viaje ha sido importante
Y descanso, después de llorar y rimar lágrimas ajenas
Soy el peregrino y viajé a través de tus miedos, con tus zapatos puestos
Soy el que camina tropezando con cada uno de tus desaciertos.
Hice de tu llanto versos, arte de tus ojos
He estado y me he levantado con brío a cerrar ciclos
Desayuné con el romance acostumbrado de un deseo que es falso: ¡Buenos días!
Y perdí el toque, el encanto, cuando la felicidad se iba.
Doy así el permiso que no se me otorgó
Viaja como yo, mientras sufres lo que otros han sufrido
Debes ser también el peregrino, el que lamenta...
Post data: te agradezco tanto, alma nueva; por leerme así, como lo haces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario