Un violinista en tu tejado – Melendi.
Una vez conocí en un armario a un hombre, de mirada triste y algo callado
Estaba asustado, lo supe por el sudor en sus manos
Él no me decía nada, sostenía un papel, su vida en un
poema
Me ignoraba hasta en francés: excusez-moi, Monsieur.
Al fin habló aquel hombre, se presentaba
Él no era ni alto ni bajo, de nombre italiano y
apellido raro
Me contó que una vez se cayó de su bicicleta a los 10
años
Sus palabras no se entendían bien, estaban ahogadas,
inmersas en llanto.
Él quería correr, me decía; pero sentía miedo
Él quería saber, insistía; y la verdad no comprendo
¿Cómo a sus años, siendo tan joven puede sentirse así,
muerto?
¿Quién le hizo daño? No lo sé, no entiendo.
Él ahora sonríe y se ríe de mis chistes, escribe
poesía
Es un amigo que me visita a diario, para llorar
conmigo
A veces rezamos juntos, al mismo Dios… Gracias a Dios
Tiene las mismas ganas que tengo yo de cambiar, de ser
mejor y ser más fuerte
… Él tiene un corazón que siente, que arde y se muere
un poco cada vez, como yo.
DE LA SERIE: NO NECESITO PARTITURAS, YO ESCRIBO CON MÚSICA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario