Estoque.

Es fantasmal lo que mis ojos gritan si alguien los mira mientras río

Es mi alma, ahuyentando locuras que mis facultades connotan

De improviso, mi cuerpo reacciona ante el vaivén de ideas y abstracciones

Y las razones para quedarme tranquilo se vuelven sosas, es mundano

Entonces muero por morirme unos minutos antes de levantarme

Cuando en el reloj, las 7 am me recuerdan que ya voy tarde

Es que entre el conflicto de las ciencias y la teología

Me limito a hablar de luchas entre izquierda y derecha

Pero sueño con profecías que se hacen ciertas

E imposibles que me adoran y se revelan

Y descubrir teorías nuevas, que hablen de Cristo o demonología

Ver a Gabriel y Baal de la mano, luchando contra agnósticos

Compartiendo el estoque que conmina de noche a los que no tienen propósitos

Y en mi blasfema propuesta, acostarme a no pensar en lo que todos piensan.

Lo extenuante de mi pensamiento logra impedir que yo camine

Y me acerco a la biblia para leer el salmo 91

Entonces no debo temer al terror nocturno ni a saetas  que de día vuelan

Llevando a cabo el plan B, porque un psicólogo sugiere que respire

Y que observe desde afuera el efecto que envenena mi cordura

De una causa que no existe; entonces no hay problema

¿Qué sabe Dios de ansiedad o Satanás de paciencia?

¿Cuál de todas las religiones que existen borraría cada estigma que me pesa?

¿Debo yo quedarme fuera, siendo parte del ejercito de ateos que infectan el planeta?

¿O resucito al tercer día, dando fe de lo que creo; y que así todos crean?

Prometo que desde mañana no inmiscuiré material religioso en mi poesía

Y también prometo que desde hoy seré versado en romper promesas

Me entusiasma contaminar el aire que respira aquel que no medita

Con basura conceptista, dirigida a cuestionar cada uno de sus esquemas

En mi opinión, abunda sobre la tierra el que convence con razones ajenas

Y lo paradójico de su ética obliga a señalar los ajustes necesarios, que no determina

Ya sea el estudio del mal o la creación divina

Por ahí leí que la fe mueve montañas y es el motor de nuestras vidas.