Cognoman
¡Buenos
días! ¿Cómo se amanece allá arriba?
Donde
el sueño conspira con velas y plegarias a un Dios de poesía
Si
el conocimiento es libertad, si es saber lo que libera
¿Dónde
guardas tú los secretos de la ciencia? Cognoman…
Sírvase
usted, de leer y releer lo que su cerebro desestima
Otras
áreas qué explorar, aunque para usted no sirvan
Son
las letras, mis letras; puñales asesinos
Esquivos
a su huída, o incluso a su aceptación suicida.
Vale,
usted atento que yo prosigo
Fue
un desacierto confundirme con el resto de la gente
E
intentar absurdamente convencerme de lo que no es cierto
No
vuelva a usar su desubicada hegemonía
En
estos tiempos es mortal equivocarse
Y
al pasar los días, al pensar en todo, creo que estoy en lo correcto
Su
sapiencia no supera a un plebeyo que piensa
Que
sintiendo admiración de su razón y algo más
La
humildad que no observó le obligó a despedirse.
Que
esté muy bien, Cognoman… siga siendo quien es
Y
que se haga verdad todo lo que sueña
La
humildad no es una virtud, es un valor y disciplina
Aproveche
la lección
¡Alegría!
Un
servidor.
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