Réquiem nace del impulso
acelerado de producir en grandes cantidades lo que mejor sé hacer; una
necesidad de imitar a grandes prodigios y sin melodías tener uno en mi haber,
aunque escribo cantando, llorando y sin poder hacer ruido porque podría
molestar a los que duermen al lado.
Réquiem es un descanso, una
salida, exequias, el final de un ciclo sagrado y dañino; es el olvido total y
es dejar atrás lo que nunca fue mío. Réquiem me motiva a volver a escribir
sobre otras vidas, a inventar personajes, a hacer poesía, a hacer fantasías.
Réquiem termina con los
insomnios y los somníferos; me ayuda a ser mejor que ayer y ser más cortés
conmigo mismo. Réquiem además me dice que me salvé de unos meses de dolor y
silencio sin fe, me grita que me ahorré días peores.
Réquiem me habla de Dios, y
aunque hable de vos… aquí termina.
I. Amén.
II. Mansiones de
cristal (Olimpo).
III. Corsé
victoriano.
IV. Él no tiene
sangre azul.
V. Numen
(Voluntad abstracta).
VI. Un poco
ortodoxo.
VII. Yo me quería
enamorar.
VIII. Broquel.
IX. Corona de espinas, corona de rosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario